Un ratito para escribir.

Hola a todos. ¿Me echasteís de menos?

Lo siento por no haber escrito nada, pero en el nuevo trabajo no tengo oportunidad de hacerlo, y en casa, bueno, como comprendereís estoy un poco "ocupado". Qué contaros, aparte de lo que ya ha contado Lau. Bufff, no se ni por donde empezar. Creo que lo resumiré con la palabra "maravilloso".

Mi nueva vida comienza a tomar forma. Tras la ansiedad y el nerviosismo inicial, poco a poco, comienza a ceder el paso a la rutina. Me explico, porque ahora que lo releo, veo que queda un poco mal. Me refiero a que empiezo a acostumbrarme, que tener a Lau en casa empieza a ser algo creible, que la sensación que tenía al principio de irrealidad, de "esto no puede ser cierto", de "no me lo puedo creer", de "estará pasando de verdad", va desapareciendo. El terreno lo ocupa ahora el saber que cuando regreso a casa, tanto a la hora de comer, como a la noche, ella me espera con un beso y un abrazo, y bueno, la gatita también lo hace. Que cuando me despierto por la mañana y miro a mi derecha, ella está allí, y es cierto, no es un sueño.

Convivir es difícil, eso ya lo sabía antes, aunque una cosa es saberlo y otra asumirlo. Nos conociamos mucho, pero nada. La amaba, pero aún no amaba a la Lau cotidiana. Todo esto es como una aventura. Una aventura diaria, en la que cada día que pasa voy descubriendo nuevas facetas tanto de Lau, como mías. No voy a decir que todo me guste, pero eso es normal, y lo bonito es que incluso las cosas que no me gustan, acaban por gustarme. La idealización que teníamos el uno del otro se convierte, se metamorfosea (es correcta esta palabra?), descubrimos la realidad, y nos encanta. Vamos cambiando, o mejor dicho, adaptándonos el uno al otro. No cedemos por completo a los deséos del otro, y eso es bueno. Nos vamos cediendo terreno, dejamos un hueco para nuestra individualidad.

Ya le he presentado a parte de mi familia, aunque no la más directa, si la más próxima. Este fin de semana conocerá a la más "familia". A mi madre, padre, abuela, hermanos, animales. Conocerá la ciudad que me vio nacer, la ciudad en la que crecí. Viajaremos juntos, algo que tampoco hemos hecho y que tenía muchas ganas de hacer. Espero que esta vez haya algo que la sorprenda un poco.

Aparte de nuestra vida en común, también, como recordareís, en mi vida han cambiado más cosas. Trabajo, gatita, y puede que en breve incluso coche. Ayer fuimos a ver a mi primo, y también a mi próximo coche. No pude evitar que se me cayera la baba al verlo, y ella me miraba. Le pregunté si no le gustaba el coche, y me dijo que solo mirándome la cara, que sin importar el coche, que lo cambiemos. Eso me encanto, aunque preferiría que además también le hubiera gustado. El trabajo bien, un poco aburrido, y sin poder escribir ni ver mucho el correo. Pero empiezo a encontrar mi sitio, y a veces incluso llego a divertirme trabajando. Vamos poco a poco.

Y la gatita, que puedo decir de ese encanto de minina. Quitando que no me deja dormir esta semana, y que a veces me dan ganas de darle una patadita en su cola (entendamos que jamás le haría daño), pero es tan duuuuuulceeeee. Estoy enamorado, de mi mujer Laura, y de mi gatita, son mis niñas, y las dos están junto a mi. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?